La Señora de la Casa

Introducción
Como sabemos, el que debe mandar en la casa no es el hombre ni la mujer sino el Señor Jesucristo, pero en el orden del reino de Dios:

1Co 11:3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo.

Sabiendo esto entendemos que el esposo tiene voz, voto y veto, la esposa tiene voz y voto y los hijos tienen voz.
Ahora bien para desarrollar correcta y convenientemente el gobierno de Dios en el hogar, es necesario que cada uno desarrolle su función, en el caso de la esposa, la Biblia dice que tiene que ser una ayuda:

Gén 2:18 Después dijo Jehová Dios: «No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él».

La palabra ayuda viene del hebreo EZER que a su vez se desprende la raíz hebrea azár y también se traduce como RODEAR, PROTEGER, ALIADO, DEFENDER.
Lo que nos muestra lo importante del papel de la esposa para su marido, esperando que sepa rodear o proteger tanto a su esposo como su hogar, siendo diseñada por Dios para que incluso defienda juntamente con su esposo su casa.
Todo esto sin olvidar que en el diseño de Dios ella tiene que ser un aliado para su marido.
Sabiendo esto, miremos algunas funciones de la esposa:

1Ti 5:14 Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia,

Es importante enfatizar que la esposa debe gobernar su casa PERO NO A SU MARIDO, porque si sucede eso es más que diabólico, es JEZABÉLICO.
La palabra gobiernen hace alusión a tener señorío PERO EN SU CASA, es decir la ayuda del marido debe ejercer una función de autoridad en su casa, repito gobernando su casa pero no a su marido. De allí que este tema le hemos llamado "la señora en la casa".
Veamos algunas funciones de la señora de la casa:

1) NINGUN EXTRAÑO DEBE IMPONER SU AUTORIDAD SOBRE ELLA:
Gén 16:3 A los diez años de habitar Abrán en Canaán, Saray, la mujer de Abrán, tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la dio a Abrán, su marido, como esposa.
Gén 16:5 Entonces Saray dijo a Abrán: Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y ella, al verse encinta, me pierde el respeto. Sea el Señor nuestro juez.

(BJ2) ...Yo puse mi esclava en tu seno, pero al verse ella encinta me mira con desprecio...


(DHH) Entonces Sarai dijo a Abram:–¡Tú tienes la culpa de que Agar me desprecie! Yo misma te la di por mujer, y ahora que va a tener un hijo se cree más que yo...

(TLA) ... Ahora resulta que como está embarazada, se siente superior a mí...

Hay diversidad de casos donde quizás llega al hogar un pariente, un amigo, a veces empleados que por el resultado o puesto que se les da, toman un lugar que no les corresponde y eso hay que ponerlo en orden porque la esposa debe ser SEÑORA EN SU CASA.
No se debe permitir que un extraño le pierda el respeto a la señora de la casa, ni que la mire con menosprecio, ni mucho menos que se sienta superior a la esposa.
Hay casos donde la doméstica resulta tomando un papel preponderante en el hogar y se han visto incluso casos donde resultan quitándole el marido a la legítima esposa, pero aunque nada justifica eso ¿no sería que la esposa no tomó su lugar?. Para empezar la esposa respaldada por su esposo debe poner orden:

2) DEBE PONER ORDEN
(VIN)Gén 16:6 Avram le dijo a Saray: “Tu servidora está en tus manos. Trátala como mejor te parezca”. Entonces Saray la trató duramente, y ella se le escapó.

No se trata que seamos problemáticos pero tampoco se debe permitir que pasen sobre la autoridad de la esposa. Cualquiera diría ¡Qué mala Saray!, pero Dios la respaldó:

Gén 16:7 Un mensajero de YHWH la encontró junto a un manantial de agua en el desierto, el manantial del camino que va a Shur,
Gén 16:8 y le dijo: “Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde has venido, y a dónde vas? Y ella dijo: “Estoy huyendo de mi ama Saray”.
Gén 16:9 Y el mensajero de YHWH le dijo: “Vuelve a tu ama, y sométete bajo su mando”.
Pro 30:21 Por tres cosas tiembla la tierra, y por una cuarta que no puede sufrir:
Pro 30:23 por la mujer odiada cuando se casa, y por la sierva cuando suplanta a su señora.

Lo que no debe hacer la señora de la casa:
a) No debe aprovecharse de su posición:
Isa 47:7 Dijiste: “Para siempre seré señora”, pero no has pensado en esto
ni te has acordado de tu final.
Isa 47:8 Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente,
tú que dices en tu corazón: “Yo soy y fuera de mí no hay otra; no quedaré viuda ni conoceré orfandad”.
Isa 47:9 Estas dos cosas te vendrán de repente, en un mismo día: orfandad y viudez.

Interesante que esta señora es llamada mujer voluptuosa. Esta mujer es descrita por tanto como una que se ocupaba en su exagerado cuidado personal, y que muy confiada nunca consideró que un día quizás no estaría ni su esposo ni sus hijos. La ESPOSA debe ser AYUDA, no adorno de la casa.

(BDP) Pues ahora escúchalo, lasciva, que reinabas confiada, que te decías: Yo y nadie más…
Lasciva significa propensa a los deleites carnales. Esto quiere decir que la señora de la casa no debe buscar primeramente la satisfacción material antes que la espiritual, dejando de buscar primero lo que no se ve por tener lo que se mira.

(BLA 1995) Ahora, escucha esto, delicada, tú que te sientes tan segura y dices: Yo y nadie más...

Está claro que la mujer es un vaso más frágil, pero eso no significa que sea tanto que se vuelva inútil.

(DHH) Por eso, escucha ahora, mujer amante del lujo, que estás tranquila en tu trono…

Esto se refiere a aquellas esposas que aprovechándose de su posición como señoras, se acomodan a hacer muy poco por su casa, y en lugar de ser ayudas para edificar, son ayudas para mal gastar.

2Jn 1:5 Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros.

Que la señoras amen a sus esposos, porque esa es la voluntad de Dios, pero ese amor no es solamente un sentimiento, sino un vivir de lo que dice la Palabra de Dios:

2Jn 1:6 Y este es el amor: que andemos según sus mandamientos.
Una función de la señora de la casa es que todos anden según los mandamientos de Dios. Imprimir artículo