LA FORMACIÓN DE LOS HIJOS



Pastor Luis del Cid 12 de julio de 2,012 año de la Libertad


Introducción
A muchos padres de familia nos pasó que tuvimos la bendición de ser padres pero que muy pocos fueron enseñados específicamente en cuanto al aprendizaje de la formación de los Hijos. La mayoría aprendimos (sin darnos cuenta) de la forma como nuestros padres nos criaron, aunque parte de esa enseñanza fuese errónea. Dice la Biblia:

Stg 1:17  Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.

Como toda buena dádiva sabemos que viene del padre de las luces, es decir todo aquello que alumbre, que tenga luz viene de Dios, no es la excepción que aparezca en la Biblia como formar a nuestros hijos, de lo cual hablaremos en este tema.

Sal 127:4  Como saetas en manos del valiente, así son los hijos tenidos en la juventud.

Aquí está el cimiento para esta enseñanza, los hijos aparecen tipificados en la Biblia como saetas o flechas, de allí que escudriñaremos como debe ser una flecha para que sepamos formar a nuestros hijos:

SAETAS ARDIENTES
Sal 7:10  Mi escudo está en Dios, que salva a los rectos de corazón.
Sal 7:11  Dios es juez justo; y Dios está airado contra el impío todos los días.
Sal 7:12  Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su arco y lo ha preparado.
Sal 7:13  Asimismo ha preparado armas de muerte y ha hecho saetas ardientes.

Tenemos que enseñarle a nuestros hijos que estén ardientes como lo es Dios: recto, justo y airado contra el impío. Para corregir lo malo Dios toma flechas (en figura hijos) que arden por un celo santo, el ejemplo en el HIJO Jesucristo:

Jua 2:14  Encontró en el Templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas que estaban allí sentados
Jua 2:15  e hizo un azote de cuerdas y echó fuera del Templo a todos, con las ovejas y los bueyes; también desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas;
Jua 2:16  y dijo a los que vendían palomas: –Quitad esto de aquí, y no convirtáis la casa de mi Padre en casa de mercado.
Jua 2:17  Entonces recordaron sus discípulos que está escrito: «El celo de tu casa me consumirá».

Necesitamos enseñarles a nuestros hijos que no consientan la injustica ni las cosas torcidas, sino que al contrario aboguen por lo correcto delante de Dios. ¿Cómo hacer para que sean flechas ardientes?

Éxo 3:2  Allí se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía.

Enseñándoles a que se acerquen en donde se manifieste la presencia de Dios.

Deu 4:10 »El día que estuviste delante de Jehová, tu Dios, en Horeb, cuando Jehová me dijo: “Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán para temerme todos los días que vivan sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos”,
Deu 4:11  os acercasteis y os pusisteis al pie del monte, mientras el monte ardía envuelto en un fuego que llegaba hasta el mismo cielo, entre tinieblas, nube y oscuridad.

Nuestros hijos van a arder si les enseñamos y guiamos a que siempre estén escuchando la Palabra de Dios, lo cual les hará temerosos todos los días de su vida.

Luc 24:32  Y se decían el uno al otro: –¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?

Deu 9:15  »Yo me volví y descendí del monte, el cual ardía en llamas, con las tablas del pacto en mis dos manos.

Se arde cuando se reconoce que en el reino hay leyes y que estas se ponen por obra.
Otra característica para formar una flecha: que sean enviados.

Sal 18:13  Tronó en los cielos Jehová, el Altísimo dio su voz: granizo y carbones de fuego.
Sal 18:14  Envió sus saetas y los dispersó; lanzó relámpagos y los destruyó.

Esta palabra envió viene del hebreo shalákj, que también se traduce como empujar, libertad, mandar. No es lo mismo cuando un hijo se conduce por su propio criterio a que un hijo aprenda a respetar y obedecer a sus padres en lo que emprenda, esto nos significa que debamos esclavizarlos a nosotros, sino que se trata de enseñarles a que cuando son humildes para pedir consejo y emprender algo con la bendición de su padre marcará la diferencia a que si se van por solo por sus fuerzas, por eso el Señor dijo:

Mat 11:11  »De cierto os digo que entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; y, sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.
Jua 5:36  Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan: las obras que el Padre me dio para que cumpliera, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.
Jua 5:37  También el Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí...

Vea como Jesús puntualmente explica que era de mayor testimonio que Juan (aunque lo reconoció como el más grande antes que El viniera), y esto se debió a que Jesús era el enviado del Padre. ¿No era suficientemente poderoso el Señor Jesucristo? sí, pero El sabía que su poder se potencializaba sometiéndose bajo la autoridad del Padre:

Jua 11:41  Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: –Padre, gracias te doy por haberme oído.
Jua 11:42  Yo sé que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

Las saetas deben ser agudas:

Sal 45:5  tus saetas agudas, con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.
Pro 5:4... agudo como espada de dos filos.
Una saeta aguda, es un hijo que conoce y es diestro en la Palabra de Dios, porque esta es nuestra espada:

Heb 4:12  La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

La saeta que se forma bien (aunque ya esté aguda) debe aprender a esperar su tiempo:

Isa 49:2  Y puso mi boca como espada afilada, me cubrió con la sombra de su mano.
Me puso por saeta aguda, me guardó en su aljaba.

Este versículo dos veces habla de tener cobertura: una cuando dice que la espada le cubrió la sombra y otra cuando dice que la saeta estaba dentro de la aljaba. Esto significa que a nuestros hijos debemos enseñarles a que se sujeten a sus autoridades.
Las flechas deben anunciar la venida del amado:

1Sa 20:11  Jonatán dijo a David: –Ven, salgamos al campo. Y salieron ambos al campo.
1Sa 20:18  Luego le dijo Jonatán:–Mañana es nueva luna y tú serás echado de menos, porque tu asiento estará vacío.
1Sa 20:19  Estarás, pues, tres días, y luego descenderás y vendrás al lugar donde estabas escondido el día que ocurrió esto mismo, y esperarás junto a la piedra de Ezel.
1Sa 20:20  Yo tiraré tres flechas hacia aquel lado, como ejercitándome al blanco.
1Sa 20:21  Luego enviaré al criado, diciéndole: “Ve, busca las flechas”. Si digo al criado: “Ahí están las flechas, más acá de ti, tómalas”, tú vendrás, porque todo va bien para ti y nada malo sucede, ¡vive Jehová!

Aunque todos esperamos a nuestro amado, son nuestros hijos los que en medio de la podredumbre del mundo anunciarán con su testimonio que Cristo vive y viene pronto por su iglesia.

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