31 de julio de 2,014 año del Reinicio
Introducción
La escritura nos muestra que el Señor anhela
que nuestro corazón tome un buen camino, siendo el corazón muchas veces figura
de nuestro espíritu, por lo cual hay instrucciones específicas para este,
veamos:
LBLA Pro 23:19
Escucha, hijo mío, y sé sabio, y dirige tu corazón por el buen
camino.
RVA 1995 Pro 23:19
Escucha, hijo mío, y sé sabio: endereza tu corazón al buen camino.
Aquí nos damos cuenta que debemos dirigir nuestro
corazón al buen camino, y el camino es Cristo pero por otro lado hemos
comprendido que el destino final no es únicamente Jesús sino volver con el
Padre:
Jua 14:6 Jesús le dijo: –Yo soy el
camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
Jesús es el camino, el destino final es el
Padre por eso en el Proverbio 23:19 dice que el corazón tome "el buen
camino", pero en el 26 dice que le demos el corazón al Padre:
Pro 23:26
Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos mis caminos.
Ahora si usted nota aquí ya no dice camino,
sino caminos y es porque en el camino que se llama Jesús hay varias veredas o
etapas que debemos ir caminando, de tal manera que cuando habla de varios
caminos nos está diciendo la Palabra que en el camino que se llama Jesús hay
varias rutas que debemos ir tomando para poder llegar a darle nuestro corazón a
Dios.
La Biblia nos da una clave: "el corazón
sigue al tesoro"…
Mat 6:21
porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Note que donde haya algo que para nosotros sea
muy valioso, allí llegará nuestro corazón, en síntesis el corazón sigue al
tesoro.
Mat 6:19
»No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho
destruyen, y donde ladrones entran y hurtan;
Mat 6:20
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho
destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan,
Mat 6:21
porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Por lo tanto debemos ver cuáles son los tesoros
que la Biblia nos enseña para que no busquemos atesorar en la tierra, sino que
busquemos atesorar en los cielos y así le demos un buen rumbo al corazón.
¿Cuáles son los tesoros que suben al cielo?:
2Ti 1:13
Ten por modelo la sana doctrina, que has oído de mí con la fe y caridad
en Cristo Jesús
2Ti 1:14
Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que
te ha sido encomendado.
Tener sana doctrina es tener un tesoro que
surge en los cielos, por lo tanto para conservarlo aquí y halla es necesario
que lo tengamos por modelo.
2Co 4:6
Porque Dios, que dijo que la luz saliese o brillase de en medio de las
tinieblas, él mismo ha hecho brillar su claridad en nuestros corazones, a fin
de que nosotros podamos iluminar a los demás por medio del conocimiento de la
gloria de Dios, según que ella resplandece en Jesucristo.
2Co 4:7
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria
grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.
El tesoro es el resplandor de la luz de Cristo,
pero Dios nos lo da para que lo cuidemos desde aquí en la tierra y la forma de
apreciarlo es iluminando a los demás con este conocimiento, de tal manera que
en medio de tanta tiniebla conozcan de este tesoro que aunque está en los
cielos brilla dentro de nosotros. Cuando se nota que Cristo vive en nosotros y
toda la gloria se la damos a Él estamos cuidando del tesoro de los cielos.
Mat 13:52
Él les dijo: –Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es
semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas
viejas.
Como hemos explicado en otro momento, el
escriba docto es aquel que conoce del reino de los cielos pero esto es
comparado así: el escriba docto es comparado al padre de familia y el reino de
los cielos a la familia que es un tesoro celestial.
Cuando nosotros valoramos el que tengamos una
familia y la cuidamos estamos acumulando un buen tesoro en los cielos.
Jos 6:1
Jericó estaba cerrada, bien cerrada, por temor a los hijos de Israel:
nadie entraba ni salía.
Jos 6:17
Y la ciudad será dedicada al anatema, ella y todo lo que hay en ella
pertenece al SEÑOR...
El anatema es algo que Dios establece que se
consagre para El, es decir que le pertenece y que si se lo damos, viene
bendición sobre nosotros pero si lo tomamos se convierte en maldición.
Jos 6:18
Pero vosotros guardaos del anatema; no toquéis ni toméis cosa alguna del
anatema, no sea que hagáis caer la maldición sobre el campamento de Israel y le
traigáis la desgracia.
Jos 6:19
Pero toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro,
sean consagrados a Jehová y entren en el tesoro de Jehová».
Como decíamos, esta fue la primera ciudad de
Canaán que Israel conquistó, pero como está establecido, debe dársele a Dios
primero, es decir Jericó representa el diezmo de los bienes que Dios nos da en
la tierra pero que cuando se lo entregamos a Él, estamos haciendo tesoro en los
cielos para que lo siga nuestro corazón.
1Cr 29:3
Y además, en mi amor por la casa de mi Dios, el tesoro que tengo de oro
y de plata, lo doy a la casa de mi Dios, además de todo lo que ya he provisto
para la santa casa,
Aquí ya no es el diezmo, aquí es la ofrenda que
del tesoro terrenal se sacó para subirlo al tesoro en los cielos.
Luc 12:33
Vended vuestras posesiones y dad limosnas; haceos bolsas que no se
deterioran, un tesoro en los cielos que no se agota, donde no se acerca ningún
ladrón ni la polilla destruye.
Luc 12:34
Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
Para atesorar en el cielo es necesario que
aprendamos a dar a los pobres, pero no solamente a los pobres materialmente
hablando, sino a los pobres espiritualmente hablando que no tienen la riqueza
de la salvación de Jesucristo. Aquellos
que no conocen a Cristo necesitan que alguien que si lo conoce invierta en el
anuncio del evangelio, que a través de dar podamos llevar la Palabra para que el
que era pobre se vuelva rico en Cristo Jesús y esto hará que nosotros
atesoremos en el cielo, porque el corazón sigue al tesoro.
Algunos cristianos no reciben esta palabra y
siguen pensando primeramente en sus asuntos terrenales y por eso Dios nos deja
ver que debemos ser ricos en los tesoros celestiales:
Luc 12:19
“Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos
años; descansa, come, bebe, diviértete.”
Luc 12:20
Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y
ahora, ¿para quién será lo que has provisto?”
Luc 12:21
Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.
¿Qué más hacemos para tener tesoros en los
cielos?
Pro 21:20
Tesoro preciado y aceite hay en la casa del sabio...
Cuando nos esforzamos por ser sabios pero de la
sabiduría que viene de Dios, atesoramos en el cielo.
Stg 3:15
¡No es ésta la sabiduría que desciende de lo alto, sino es cosa
terrenal, natural y diabólica!
Stg 3:17
Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica,
amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación,
sin hipocresía.
El hombre sabio tiene tesoro en su casa pero si
la sabiduría es terrenal, en su casa terrenal tendrá tesoro, en cambio si la
sabiduría es celestial, en el cielo tendrá tesoro por eso necesitamos llenarnos
de esta sabiduría para poder atesorar en el cielo.
BLA Stg 3:17
En cambio la sabiduría que viene de arriba es noble; es recta y
pacífica, capaz de comprender a los demás y de aceptarlos; está llena de
indulgencia y produce buenas obras,
Para tener tesoro en el cielo necesitamos
buscar la sabiduría de lo alto y esta es la nobleza o pureza, la paz, la
amabilidad y comprensión hacia los demás, la misericordia, el dar buenos
frutos, y el no ser hipócrita.
Cuando así vivimos estamos acumulando tesoro en
el cielo.
Isa 33:6
El será la seguridad de tus tiempos, abundancia de salvación, sabiduría
y conocimiento; el temor del SEÑOR es tu tesoro.
Si vivo con temor a Dios, sin olvidarme que
donde esté Dios me mira, si no le falto el respeto a Dios en nada de lo que
hago, estoy acumulando tesoro en el cielo y entonces mi corazón irá rumbo a
Dios.
Temor del hebreo yirá que también se traduce
como reverencia, estupendo, formidable.
Cuando nos esforzamos porque nuestra vida sea
estupenda, formidable delante de Dios, es decir, cuando no somos cristianos
comunes sino que hacemos notar que en verdad queremos tener el corazón en el
cielo entonces estaremos atesorando en la casa del Padre.
Mal 3:17
Y ellos serán míos—dice el SEÑOR de los ejércitos—el día en que yo
prepare mi tesoro especial, y los perdonaré como un hombre perdona al hijo que
le sirve.
Se hace tesoro en los cielos cuando sabemos
perdonar al que nos ofendió, pero también cuando como hijos servimos a nuestros
padres. El servir a tus papás se convierte en un tesoro que sube al cielo.
Por otro lado haces tesoro en los cielos cuando
sirves a Dios aquí en la tierra, pues Jesús dijo:
Jua 12:26
Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará
mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará.
Pastor Luis del Cid
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