Introducción
Definitivamente
hay ocasiones en donde dentro de la casa se presentan problemas que muchas
veces sentimos son especialmente contra nosotros. A veces aquello es cierto,
otras, como el paso por la adolescencia, cuando el hombre está en la transición
de dejar de ser un niño y convertirse en
un adulto, el alma entra en conflictos que le hacen pensar que todo el mundo
está en su contra, aunque no sea así.
El
punto en este tema es considerar aquellas ocasiones en donde ciertamente hay
problemas en nuestra contra y las otras en donde solo son nuestros
pensamientos. Ya sea en uno u otro caso veamos el consejo de la Palabra para
hacer lo correcto.
Gén 27:41 Aborreció Esaú a
Jacob por la bendición con que su padre lo había bendecido, y dijo en su
corazón: «Llegarán los días del luto por mi padre, y yo mataré a mi hermano
Jacob».
Gén 27:42 Fueron dichas a
Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor; y ella envió a llamar a Jacob, su
hijo menor, y le dijo: –Esaú, tu hermano, se consuela pensando en matarte.
Gén 27:43 Ahora, pues, hijo
mío, obedece a mi voz: levántate y huye a casa de mi hermano Labán, en Harán,
Gén 27:44 y quédate con él
algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue,
Gén 27:45 hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra
ti y olvide lo que le has hecho; entonces enviaré yo a que te traigan
de allá. ¿Por qué seré privada de vosotros dos en un solo día?
Hay un dicho popular que
dice "evitar no es cobardía", y ciertamente es a lo que Dios nos
llama, a que evitemos a toda costa estar peleando entre familia:
Mat 5:38 »Oísteis que fue
dicho: “Ojo por ojo y diente por diente”.
Mat 5:39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo;
antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la
otra;
Mat 5:40 al que quiera
ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
En la antigüedad, una
bofetada en la mejilla derecha se consideraba un insulto grave. El Señor no
está diciendo que dejemos que la gente haga de nosotros lo que quiera, sino que
evitemos seguir el pleito con ellos.
Vivir este principio,
aun cuando a veces se tenga culpa en el asunto, puede hacer que hallemos
misericordia, volvamos a la historia del Jacob:
Gén 32:13 Durmió allí aquella noche, y tomó de lo que
le vino a la mano un regalo para su hermano Esaú:
Gén 32:14 doscientas cabras
y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros,
Gén 32:15 treinta camellas
paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez
borricos.
Jacob sabía que Esaú
tenía razón en estar enojado y no se puso a justificar ni mucho menos a pelear,
sino al contrario se esforzó en aplacar la ira del otro para que no lo matara.
Núm 21:5 Y el pueblo habló contra Dios y Moisés:
¿Por qué nos habéis sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay
comida ni agua, y detestamos este alimento tan miserable.
Núm 21:6 Y el SEÑOR envió
serpientes abrasadoras entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de
Israel murió.
Núm 21:7 Entonces el
pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado, porque hemos hablado contra el SEÑOR
y contra ti; intercede con el
SEÑOR para que quite las serpientes de entre nosotros. Y Moisés intercedió por
el pueblo.
Lamentablemente en la
misma familia a veces se da la murmuración
de unos contra otros y eso aprovecha el diablo para destruir.
La serpiente abrasadora
o ardiente, según algunos escritores Bíblicos se entiende que alude al ardor
causado por su mordedura.
Hay gente en la familia
que ya no aguanta un mal, que no le deja tranquilo (en figura el ardor), pero
que es consecuencia de andar murmurando contra el que está bien delante de
Dios. Sigamos leyendo:
Núm 21:8 Y el SEÑOR dijo a
Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que
cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá.
Núm 21:9 Y Moisés hizo una
serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente
mordía a alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía.
Si tu caso es que se
levantó un ataque contra ti a través de murmuración, la salida es interceder
por aquellas personas pidiendo a Dios que les guíe al arrepentimiento para que
viendo la serpiente de bronce, es decir recordándose de porqué les vino el mal,
se arrepientan y pidan perdón para que no mueran. La serpiente de bronce es
figura del Señor Jesucristo:
Jua 3:14 Y como Moisés
levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo
del Hombre,
Jua 3:15 para que todo
aquel que cree, tenga en El vida eterna.
Jua 3:16 Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Hay ataques que a veces
son muy lamentables, donde la misma familia se levanta ferozmente y uno no
quiere proceder de la misma forma, pero ¿cómo salir de eso?
Isa 54:7 “Por un breve
momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.
Isa 54:8 Con un poco de
ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré
compasión de ti”», dice Jehová, tu Redentor.
Aquel que sabe que fue
devastado porque procedió mal delante de Dios, pero ya se arrepintió y encontró
la misericordia de Dios, debe saber también que si un ataque se levanta contra
El, tiene promesa departe de Dios:
Isa 54:15 Si alguno conspira contra ti, lo hará sin mi
apoyo. El que contra ti conspire, delante de ti caerá.
Isa 54:17 Ninguna arma
forjada contra ti, prosperará, y tú condenarás toda lengua que se levante
contra ti en el juicio. Esta es la herencia de los siervos de
Jehová: su salvación de mí vendrá», dice Jehová.
La salida muchas veces
no es respondiendo, sino elevando la causa en lo secreto delante de Dios, pero
para que Dios sea quien se levante es necesario ser siervo de El. Veamos otro
ejemplo:
1Sa 24:9 Y dijo David a
Saúl: ¿Por qué escuchas las palabras de los hombres, que dicen: "Mira que
David procura tu mal"?
1Sa 24:10 He aquí, hoy han
visto tus ojos que el SEÑOR te ha puesto en mis manos en la cueva en este día;
y algunos me dijeron que te matara, pero mis ojos tuvieron piedad de ti, y
dije: "No extenderé mi mano contra mi rey, porque es el ungido del
SEÑOR."
1Sa 24:11 Y mira, padre mío, mira la orilla de tu
manto en mi mano. Puesto que corté la orilla de tu manto y no te maté, reconoce
y ve que no hay maldad ni rebelión en mis manos y que no he pecado contra ti, a
pesar de que tú acechas mi vida para quitármela.
Tanto a Saúl como a
David los mal aconsejaba gente cercana a ellos. Saúl, que tenía un corazón
sucio hizo caso de las malas lenguas y terminó mal. David en cambio no hizo
caso de las malas lenguas sino que “en cuanto a lo que de él dependía perdonó a
su padre Saúl”, aunque tuvo oportunidad de vengarse pero sabía también que Dios
se encargaría del asunto:
1Sa 24:12 Juzgue el SEÑOR
entre tú y yo y que el SEÑOR me
vengue de ti, pero mi mano no será contra ti.
1Sa 24:13 Como dice el
proverbio de los antiguos: "De los malos procede la maldad", pero mi
mano no será contra ti.
1Sa 24:16 Y sucedió que
cuando David acabó de decir a Saúl estas palabras, Saúl dijo: ¿Es ésta tu voz,
David, hijo mío? Entonces Saúl alzó su voz y lloró.
Muchas veces no será
peleando como le mostraremos a los otros lo mal que proceden y que no hay
maldad en nuestro corazón, sino que será mostrando el bien que ellos entenderán
su mal proceder. Muchos problemas en la familia pueden evitarse cuando en lugar
de buscar venganza mejor hacen un bien.
1Sa 24:17 Y dijo a David:
Eres más justo que yo, porque tú me
has tratado bien mientras que yo te he tratado con maldad.
1Sa 24:19 Porque si un
hombre halla a su enemigo, ¿lo dejará ir sano y salvo? Que el SEÑOR, por tanto, te recompense con bien por lo que has hecho
por mí hoy.
¿Qué cristiano no anhela
recibir un premio de Dios?, seguramente todos, pero hay algunas recompensas que
se reciben después de bendecir y aguantar el menosprecio o el ataque de otros
contra nosotros. Dijo el Señor Jesús:
Luc 17:3 ¡Mirad por
vosotros mismos! Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente,
perdónalo.
Luc 17:4 Y si siete veces
al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti, diciendo: “Me
arrepiento”, perdónalo».
En este año de la
libertad, como lo hemos aprendido, es el tiempo propicio y necesario en el cual
debemos perdonar a los que nos ofendieron y dejar de tomar venganza por nuestra
propia mano.
Pastor Luis del Cid
1 de febrero de 2,012 año de la Liberación