Pastor Luis del Cid, 1 de marzo de 2,012 año de la
Libertad
Introducción
Según vimos en la
primera parte de este tema, debemos cuidar nuestro espíritu para poder tener
una buena comunicación con Dios.
1Ts 5:23 Que el
mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser –espíritu,
alma y cuerpo– sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor
Jesucristo.
Este texto lo apuntala,
y por eso en el versículo 19 dice:
1Ts 5:19 No
apaguéis el Espíritu de Dios.
Así mismo vimos en la
primera parte de este tema, que hay cosas que pueden contaminar el espíritu: el
pecado sexual y la murmuración. Hoy veremos otro peligro que puede llegar a
contaminar el espíritu humano:
LA AMARGURA:
Recordemos algo
primeramente:
Heb 10:29 ¿Cuánto
mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, y tenga por
inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado y ofenda al Espíritu
de gracia?
Cuando la Biblia habla
del Espíritu de gracia, está haciendo alusión al Espíritu Santo. Sabiendo esto
veamos el siguiente versículo:
Heb 12:15 mirando
bien que ninguno sea privado de la gracia de Dios, que ninguna raíz amarga,
brotando, la impida y corrompa la fe e inficione a muchos.
Por lo tanto algo que
puede contaminar el espíritu es la amargura. Desde su etimología hebrea,
amargura se puede traducir de 13 distintas raíces:
AMARGURA KJAMÉTS H2556
Sal 73:21 Se llenó
de amargura mi corazón, y en mi alma sentía punzadas.
La palabra corazón en
hebreo es lébab y también se traduce como espíritu.
La palabra amargura del
hebreo kjaméts también se traduce como ácido, agrio, áspero, violento.
Veamos algunos casos:
1Sa 25:3 Y el
nombre del hombre era Nabal, y el nombre de su esposa era Abigail. Y la esposa
era buena en cuanto a discreción y hermosa en cuanto a forma, pero el esposo
era áspero y malo en sus prácticas; y era calebita.
1Sa 25:4 Supo
David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas.
1Sa 25:7 He sabido
que tienes esquiladores. Ahora bien, tus pastores han estado con nosotros; no
los tratamos mal ni les faltó nada en todo el tiempo que han estado en Carmel.
1Sa 25:8 Pregunta
a tus criados y ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia
a tus ojos, porque hemos venido en buen día; te ruego que des lo que tengas a
mano a tus siervos y a tu hijo David”».
1Sa 25:10 Pero
Nabal respondió a los jóvenes enviados por David: –¿Quién es David, quién es el
hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores.
1Sa 25:11 ¿He de
tomar yo ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis
esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son?
En Nabal no podía
encontrarse gracia porque estaba amargado, y lo reflejaba en su aspereza.
Según los teólogos,
cuando estaban en el esquileo era un tiempo en donde se regalaban animales y
otras cosas a las personas necesitadas.
Por otro lado David y
sus hombres habían tratado muy bien a los siervos de Nabal, por lo menos en agradecimiento
Nabal tenía que haber sido amable, pero LA AMARGURA LE ECHÓ A PERDER SU VIDA:
1Sa 25:37 Por
la mañana, cuando se le había pasado ya la borrachera, le contó todo lo sucedido. Entonces se le paralizó el corazón, y él se quedó como una piedra.
1Sa 25:38 Unos
diez días después, el Señor hirió a Nabal y murió.
Efe 4:31 Sea
quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así
como toda malicia.
Efe 4:32 Sed más
bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
así como también Dios os perdonó en Cristo.
Esta amargura se quita
siendo amable, porque si se siembra amabilidad, amabilidad se cosechará y eso
endulza la vida.
La amabilidad viene como
consecuencia de aprender de la sabiduría de Dios:
Stg 3:17 Pero la
sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable,
benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía.
En otras palabras, el
que es humilde para dejarse enseñar de la sabiduría que viene de lo alto,
logrará ser libre de la amargura kjámets que vuelve a las personas ásperas y
violentas.
AMARGURA DEL HEBREO MÉMER H4470
Pro 17:25 El hijo necio
es pesadumbre para su padre y amargura para la que lo dio a luz.
También se traduce como
afligirse, tristeza.
1Sa 1:8 Y Elcana
su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está
afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
1Sa 1:10 Estaba
ella llena de amargura y oró a Yahveh llorando sin consuelo,
Ana deseaba algo que por
años no pudo tener y por eso se afligió su corazón. Hay cosas que si bien es
cierto es valedero se las pidamos a Dios, debemos comprender que una cosa es
pedir que se nos de y otra cosa es esperar por necedad alcanzarlas.
Mar 10:21 Entonces
Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que
tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme,
tomando tu cruz.
Mar 10:22 Pero él,
afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas
posesiones.
La aflicción aquí era
producto del amor a las cosas materiales, el no poder desprenderse de algo que
simplemente es vanidad produce amargura.
Mat 6:25 »No vivan
pensando en qué van a comer, qué van a beber o qué ropa se van a poner. La vida
no consiste solamente en comer, ni Dios creó el cuerpo solo para que lo vistan.
Mat 6:32 Sólo los
que no conocen a Dios se preocupan por eso. Ustedes tienen como padre a
Dios que está en el cielo, y él sabe lo que ustedes necesitan.
Afligirse es sinónimo de
preocuparse. La salida a esta amargura es reposar sabiendo que Dios sabe lo que
necesitamos y a su tiempo nos lo dará.
Mat 6:33 »Lo más
importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les
pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten.
Stg 5:13 ¿Está
alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante
alabanzas.
La forma para salir de
esta amargura es reposando en Dios y haciendo oración, para que como Ana se
descargue el alma y se deje en Dios la potestad de conceder lo que se anhela.
Esta palabra Memer también se traduce como tristeza,
veamos:
2Co 7:10 La
tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual
no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
La tristeza que no es de
Dios es amargura y el final es muerte. Debemos comprender que inevitablemente
tendremos que pasar por algunos momentos así pero la clave es discernir hasta
cuando terminan:
Ecl 3:1 Todo tiene
su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
Ecl 3:4 tiempo de
llorar y tiempo de reír, tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar,
Cuando el tiempo de
llorar o de hacer duelo se extiende más de lo permisible ante Dios, entonces
aquella tristeza se convierte en amargura.
AMARGURA DEL HEBREO MAMRÓR H4472
Significa calamidad.
Aparece únicamente en Job 9:
Job 9:17 Porque él
me quebranta con tempestad, aumenta sin causa mis heridas
Job 9:18 y no me
concede que tome aliento, sino que me llena de amarguras.
En los versículos
anteriores Job reconoce que nadie puede justificarse delante de Dios y que El
es sabio. A pesar de eso aquí por los tratos y calamidades que estaba pasando,
se empezó a amargar.
Job 9:1 Respondió
Job y dijo:
Job 9:2
«Ciertamente yo sé que esto es así: ¿Cómo se justificará el hombre
delante de Dios?
Job 9:4 Él es
sabio de corazón y poderoso en fuerzas, ¿a quién, si quisiera resistirle, le iría
bien?
Las tribulaciones son
necesarias:
Hch 14:22
fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que
perseveraran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas
tribulaciones entremos en el reino de Dios.
Cuando tu sepas que es
una tribulación que Dios permitió, NO TE AMARGUES, recuerda siempre que para
los que amamos al Señor “TODAS LOS COSAS SUCEDEN PARA BIEN”:
Rom 8:28 Sabemos, además, que a los que aman a
Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados.
Rom 8:29 A los que antes conoció, también los
predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo,
Rom 8:31 ¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Hay momentos en la vida
en que llueve sobre mojado, pero debemos recordar que eso que está pasando es
para algo buen en nosotros, (si en verdad hemos comprendido que Dios nos hizo
para que seamos semejantes al Hijo), pero que parte de este trabajo de
perfeccionamiento lleva necesariamente tribulación.
La clave para no
amargarnos es tener presente que algún bien en medio de todo aquello hay para
nosotros y que Dios es por nosotros.